– ¡Mirad quién viene por ahí! – Mi mejor amigo, Víctor, corre con los brazos abiertos en mi dirección. – ¿Qué te trae por aquí a estas horas? ¿Es que has usado un despertador?
Tengo fama de llegar siempre tarde, por lo que es algo extraordinario y digno de ver el que haya llegado antes de que toque el timbre. La culpa suele ser de mi madre, pero yo no soy más inocente. Ella desayuna antes que yo, se entretiene y me avisa tarde, pero luego cuando lo hace, yo permanezco tumbado de cinco a diez minutos, de ahí que llegue tan apurado al instituto. Como hoy ha sido mi hermano el encargado de ello, no ha habido ningún problema, hacía años que no venía antes de tiempo.
Víctor me pasa los brazos por la espalda, yo le imito y ambos nos golpeamos amigablemente un par de veces para a continuación separarnos. Miro el estrafalario atuendo que viste hoy mi querido amigo. Unos pantalones pitillo de color de la mostaza que se aprecian a kilómetros a la redonda, una camiseta blanca ancha de manga corta con un pequeño bolsillo negro en el pecho. Las zapatillas a juego y cómo no, su pulsera de la suerte. Es un trozo de cuero negro, pero desde que le conozco no se ha deshecho de esa pulsera, piensa que con ella puede hacer cualquier cosa, le inspira fe y cree que con ella puede aprobar los exámenes. No tengo ni idea de si es consciente de que si no sabe ni de lo que va el examen, es imposible que apruebe, con milagro o sin él.
– Me he sentido inspirado, pelo-pincho. – Le paso una mano por el pelo oscuro engominado como antes me ha hecho Carlos a mí. Reacciona pegándome un manotazo justo a tiempo de que moviera uno de los mechones dispersos. Siente pasión por llevar el pelo en punta en todas direcciones. He de admitir que queda muy bien y da un efecto natural, pero tras ese bonito peinado, hay horas y horas de trabajo para conseguir un acabado perfecto. – Seguro que si te toco, me desinflo.
– Qué gracioso eres. – Utiliza un tono tedioso que suele emplear cuando se burla de alguien, que suele ser constantemente.
Lo que más me gusta de Víctor es que es un chico extrovertido y te lo dice todo a la cara. Si no le caes bien, te lo dice, si no le gusta algo de ti, también. Es algo bueno, porque así no debes temer por lo que piense realmente de ti. Es muy amigable, le conocí hace tres años, cuando estaba en tercero. Él ya me conocía, y yo ya le había visto de vez en cuando por el patio, pero nunca había tenido ninguna clase de contacto con él. Un día, jugando al fútbolen el segundo recreo, nos pusieron en el mismo equipo. Él comenzó a insultarme diciéndome que era un manta, porque dejé salir fuera dos balones. Me cabreé y empecé a jugar muy en serio, tanto que daba miedo. Empezamos a realizar jugadas y en cuanto acabamos el partido, me dio la enhorabuena. Desde entonces somos mejores amigos.
Víctor es mi único mejor amigo. Amigo tengo bastantes, demasiados, pero como mejor amigo, solo le tengo a él. Sé que puedo contarle cualquier cosa, se reirá de mí por mis estupideces y mis ideas absurdas, pero sabe aconsejar, y cuando se toma las cosas en serio, se las toma de verdad. Él es la única persona del instituto que conoce la historia del reto y de por qué realmente tengo fama de ligón.
Luego están Mario y Óscar. Eran mis mejores amigos desde el colegio, desde infantil. Mario incluso desde la guardería. Éramos como los tres mosqueteros, o al menos así nos denominábamos, incluso una vez en Halloween nos disfrazamos con esa temática. Pero todo cambió en cuanto pasamos al instituto. Yo comencé con mi nueva faceta, Mario empezó a ir con gente de no muy buena reputación, y Óscar acabó siendo amigo de los frikis. Con Mario ya he perdido totalmente el contacto, porque ahora es un porrero sin futuro, pero con Óscar todavía me sigo llevando bien. Cuando se distanció de mí, seguíamos hablando como siempre, pero ya no estábamos juntos en el patio, era algo extraño, pero con el tiempo volvimos a retomar la amistad. Todo iba bien hasta que un día, dejó de hablarme. Sin motivo alguno, simplemente decidió no dirigirme la palabra. Como es normal, me sentí ofendido y le pedí una explicación, pero no me la dio hasta que pasaron los meses.
La razón era muy compleja, incluso acabó llorando. Se suponía que llevaba meses siendo acosado por los demás alumnos. En su clase se metían con él y le insultaban. Le escondían la mochila y le rompían los deberes. Incluso una vez le amenazaron de muerte. ¿La razón? Porque confesó que era gay. En pleno siglo XXI, sus propios compañeros, que decían ser sus amigos, lo humillaron profundamente. Calló en una depresión que le llevó a plantearse el suicidio. Su solución fue juntarse conmigo, porque por aquel entonces, yo ya tenía la imagen que tengo hasta el día de hoy. No me contó nada porque no quería que le insultara como los demás, pero luego se arrepintió porque sentía que me estaba mintiendo y no le parecía bien. Fueron momentos muy duros, pero le ayudé a superarlos. Cada persona que le señalaba y le decía 'maricón', se llevaba una paliza. Pero no por parte de mí, solamente, sino también por su parte. Óscar nunca ha sido lo que se dice 'un chico delicado', hasta el día de hoy continúa siendo muy bruto, por lo que no es aconsejable meterse con él. Ahora es feliz con su novio Ulises, y me alegro de que lo sea, porque nadie se merece pasar por lo que pasó. Aunque no tengamos tanto contacto como antes, sé que si necesito hablar con alguien, puedo hacerlo con él.
Víctor y yo caminamos por el aparcamiento hasta llegar a la cafetería del instituto. Todo el mundo ha pedido ya sus bocadillos y la barra está despejada, pero nosotros nos dirigimos hacia la mesa del fondo, donde nos espera el grupo. Agarro una silla de la mesa de al lado para poder sentarme, pero no sin antes pedirle permiso al grupo de chicas de tercer curso que están reunidas. Me contestan con un 'sí' al unísono, casi como un coro, como si lo estuvieran ensayando desde hace meses. Coloco la silla al lado de la de Isaac y me siento dejando el skate a los pies.
– Buenos días, ¿eh? – Saludo después de unos segundos en perpetuo silencio.
– ¿Qué haces aquí? – Me pregunta Sofía desde su sitio al lado del ventanal. – ¿Sabes que aún no ha tocado el timbre? Es asombroso.
– Estáis pesados con la bromita, tampoco es para tanto.
Comienzan a reír como si acabase de contar el mejor chiste de la historia. De vez en cuando suelo ser el centro de las risas, pero cuando realizo algún comentario cómico o sarcástico, pero nunca de las risas hacia mi persona. Me cruzo de brazos y entrecierro los ojos con mirada desafiante parándome en cada uno de los integrantes del grupo. Somos en total unas diez personas, contándome a mí. Víctor, Sofía, Natalia, Isaac, Tomás, Samuel, Rebeca, Iván, Lorena y yo. Somos el grupito al que todo el mundo respeta y envidia, nos imponemos sobre los demás por nuestro estatus. No solemos aprovecharnos de nuestro poder, pero cuando se nos presenta la ocasión, no dudamos en hacernos de notar.
– Venga, pobrecito, deberíamos darle la enhorabuena. – Concluye Natalia antes de que comiencen a aplaudirme y a hacerme ovaciones. ¿Ves? Esto me gusta más.
Miro mi reloj de muñeca, lo tengo mal puesto, por eso pensaba que llegaba tarde. Según el puntual reloj de Iván, quedan seis minutos para que toque el timbre y tengamos que adentrarnos al infierno diario estudiantil. Aaron, Iván y Samuel comienzan a hablar sobre el nuevo Black Ops que acaban de sacar. Yo no soy muy de Call of Dutty, pero si me mencionan echar alguna partida, no me niego. Iván y Víctor y Rebeca comienzan a tontear descaradamente y al cabo de un minuto ya se están liando. Lorena, Tomás y Sofía hablan sobre el examen de selectividad, que se están volviendo locos y de demás temas que prefiero dejar a un lado durante estos cinco minutos que quedan. Este es el panorama que me pierdo cada día. Tampoco es que pierda mucho. Aunque ganaría algo.
– Hola, mi amor, no te esperaba. – No necesito girarme para saber quién me besa el cuello suavemente. Alicia. – Mejor, así tenemos más tiempo.
Señoras y señores, les presento a la número 99.
AkalsakLsakl la 99 , que atrevida oye e,e! AK,SKALKSLA Siguente! :) <3
ResponderEliminarEs su novia, hija JAJAJAJAJAJAJAJA. No tengo tiempo de escribir... |:
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